Cuando TCL y Wasserman lanzaron el concurso para producir su nueva campaña junto a La Selección Española de Fútbol, las reglas eran claras:
72 horas para presentar una idea sólida, diferencial y con potencial de convertirse en un spot nacional.
El reto no era solo creativo, era también logístico y temporal.
Había que entregar una propuesta que sonara a verdad, a emoción, a estadio lleno. Pero sobre todo, que se escuchara.
En lugar de enviar una presentación con moodboards y referencias, decidimos hacer algo poco habitual: crear una maqueta real de la campaña, con música, letra y voz… generadas con inteligencia artificial.
Así nació el concepto que cambió la partida: “Si el briefing pide emoción, la mejor forma de venderla es haciéndola sonar.”
La demo de IA se convirtió en nuestro pase al proyecto.
Y una semana después, estábamos construyendo un salón y una cocina completos dentro de una pista de fútbol sala.
Cada plano estaba milimetrado.
Cada gesto, ensayado para que todo saliera en tiempo récord.
Porque cuando solo tienes una hora con tus protagonistas, no hay margen de error: solo coordinación y mucha energía.
El set se llenó de ritmo, luces y voces. Lo que había empezado como un experimento con IA se transformó en un rodaje a toda velocidad, con un equipo que mezcló creatividad, técnica y una dosis justa de locura.
En postproducción, afinamos cada detalle:
color, ritmo, sonido y adaptación del mensaje a todos los formatos —TV, digital y redes sociales.
El resultado:
un spot que se estrenó a nivel nacional con La Roja como protagonista, y una historia que demuestra que la IA no sustituye el talento humano…
solo lo acelera.
“Las ideas valen poco si no hay un equipo capaz de hacerlas realidad.
En este proyecto, la IA fue una herramienta; la diferencia la marcaron las personas.”